Al hablar en el Gran Salón del Pueblo para celebrar el 110 aniversario de la revolución que puso fin a la última dinastía imperial del país, Xi dijo que el mayor obstáculo para la reunificación de China era la fuerza de la «independencia de Taiwán».
«Aquellos que olvidan su herencia, traicionan a su patria y buscan dividir el país no harán ningún bien», dijo Xi.
Taiwán y China continental han estado bajo un gobierno separado desde el final de la guerra civil hace más de siete décadas, durante la cual los nacionalistas derrotados huyeron a Taipei. Sin embargo, Beijing considera a Taiwán una parte integral de su territorio, aunque el Partido Comunista Chino nunca ha gobernado la isla democrática de unos 24 millones de habitantes.
El sábado, Xi dijo que quería ver una reunificación pacífica bajo la política de «un país, dos sistemas», similar a la utilizada en Hong Kong. Sin embargo, Taiwán se opone en general al régimen.
En su discurso, Xi agregó que el problema de Taiwán es un asunto interno de China y «no permite ninguna interferencia del exterior».
«La gente no debe subestimar la determinación del pueblo chino de defender la soberanía nacional y la integridad territorial. La misión de la reunificación completa de China debe realizarse, y ciertamente se realizará», dijo.
En una declaración emitida después del discurso de Xi, el Consejo de Asuntos de Taiwán Continental dijo que Beijing debería abandonar sus «pasos provocadores de intrusión, acoso y destrucción».
El comunicado dijo que el futuro y el desarrollo de Taiwán están únicamente en manos de los isleños, y agregó que China debería estudiar las interacciones basadas en «paz, igualdad, democracia y diálogo».
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